La artritis reumatoide tiene un impacto cada vez mayor en nuestra sociedad. Tradicionalmente, se ha asociado con un síntoma irreversible de la vejez. Una dolencia que empezaba a tratarse cuando ya se manifestaba con medicaciones cada vez más potentes a medida que avanzaban sus efectos.
Sin embargo, hoy, al igual que en el caso del resto de las enfermedades, cada vez somos más conscientes de la importancia de la atención preventiva. En ese sentido, la nutrición y el estilo de vida son factores esenciales.
En el Centro Nutrición Bilbao somos especialistas en enfermedades inflamatorias y trabajamos planes nutricionales y dietéticos que mejoran la sintomatología de los pacientes con artritis reumatoide.
¿Qué es la artritis reumatoide?
La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que sufren millones personas en todo el mundo. Sus síntomas pueden empezar a manifestarse a partir de los 25 años, pero lo habitual es que lo hagan en la madurez, entre los 45 y los 55.
Solo en España, y según la Sociedad Española de Reumatología, más de 300.000 personas la padecen, y cada año son diagnosticados 20.000 nuevos casos. En un país como el nuestro, con la más alta esperanza de vida -en torno a los 82 años- y con una edad media tan elevada, su impacto es muy significativo.
La artritis reumatoide es molesta, dolorosa y con frecuencia antiestética. Limita el movimiento y deforma las articulaciones, ya que uno de sus efectos es la inflamación del tejido que las recubre en la llamada membrana sinovial. Esta enfermedad puede afectar al corazón, los vasos sanguíneos, los pulmones, los ojos, la piel, erosionar los huesos e incluso llegar a generar una discapacidad.

Además de todo lo señalado, si esta enfermedad no es convenientemente tratada, puede llegar a vincularse con otros problemas de salud como la gastritis, el colon irritable o el reflujo. Por todas estas razones es importante combatirla desde el principio, incluso antes de que se manifiesten sus síntomas.
Diagnóstico de la artritis reumatoide
No es fácil diagnosticar la artritis reumatoide, pues sus síntomas se pueden confundir con otras muchas enfermedades como la osteoartrosis, a la que comúnmente llamamos artrosis. Es por esta razón que suele recurrirse a diversos tipos de pruebas. Estas son las principales que prescribimos en el Centro Nutrición Bilbao:
- Chequeo. Es el primer paso. En él se revisa el estado físico general y se pueden detectar los síntomas: hinchazón, enrojecimiento y temperatura. También se tienen en cuenta la motilidad, los reflejos y el estado de los músculos.
- Análisis de sangre. Permite detectar la velocidad de sedimentación, el nivel de proteína C o la presencia de anticuerpos reumatoideos y antipéptidos cíclicos.
- Diagnóstico por imágenes. Incluyen radiografías, resonancias magnéticas y ecografías. Con ellas se evalúa la evolución de la enfermedad.
Factores de riesgo y sintomatología de la artritis reumatoide
Las causas de esta enfermedad aún no son bien conocidas. Una de las razones de ello es que muchos factores influyen en su desarrollo, desde los genéticos hasta los ambientales, pasando por los psicológicos. El stress, por ejemplo, ha demostrado ser un acelerador importante. Si además fumamos o sufrimos sobrepeso el riesgo de padecer esta enfermedad se incrementa notablemente. Es frecuente que cuando se dan situaciones de tensión la artritis afecte con más intensidad al paciente. Otros factores importantes a tener en cuenta son:
Edad: Se manifiesta más a partir de la madurez.
- Sexo. Su frecuencia es mayor entre las mujeres.
- Antecedentes genéticos. Mas frecuente si alguien la sufrió antes en la familia
- Tabaquismo. Tiene un efecto muy pernicioso en zonas afectadas.
- Sobrepeso.

La influencia de la nutrición en la artritis reumatoide
A parte de la medicación que se suele prescribir para el tratamiento de la artritis reumatoide, casi siempre de forma paliativa, como son los catalogados como antirreumáticos modificadores de la enfermedad o DMARD, la dieta y nutrición del paciente juega un papel esencial.
Se han identificado alimentos especialmente indicados tanto para prevenir como para tratarla la artritis. Podemos destacar algunos de ellos:
- Ácidos grasos omega 3. Se encuentran, sobre todo en el pescado azul, con el atún, el salmón, la caballa o las sardinas.
- Frutos secos y las semillas. Podemos citar las nueces, las semillas de linaza, lino o cánola y, por supuesto, el germen de trigo.
- Aceites de linaza, soja y cánola. Muy recomendables en las ensaladas.
- Alimentos que añaden omega 3 a su formato. Por ejemplo, la leche.
- Vegetales de hoja verde. Entre ellos las coles rizadas y de Bruselas o las espinacas.

Todos los aquí citados tienen en común el aporte de calcio y/o vitamina D. El primero, para reforzar los huesos, el segundo, para mejorar la absorción de este.
Sesiones de nutrición en nuestro centro para el tratamiento de la artritis reumatoide
Frente a un planteamiento “reactivo”, existe otro “preventivo” que tiene en cuenta el bienestar físico y mental y es así como nos gusta trabajar desde Nutrición Bilbao.
En el enfoque preventivo es donde la nutrición alcanza su verdadera y actual dimensión. Como nutricionistas somos mucho más que alguien que propone una dieta sana y supervisa sus efectos. Debemos tratar al paciente de manera integral e integrada.
Integral teniendo en cuenta los recursos que ponemos en juego, desde los que atienden al bienestar físico, hasta los que contribuyen a encontrar un perfecto equilibrio mental.
Integrado, porque todo el tratamiento debe generar sinergias y un bienestar que va más allá de la artritis, buscamos mejoras en otros niveles como es el cardiovascular, digestivo, …
Para ello en la primera consulta debemos tener claro el diagnóstico ya sea porque el paciente traiga pruebas médicas que avalen el mismo o por prescripción desde el centro como hemos comentado anteriormente.
Establecemos una historia clínica completa donde se recogen síntomas, historial médico, estilo de vida y medicación que esté tomando. En base a ello prescribiremos un plan nutricional personalizado porque cada paciente requiere de un tratamiento adaptado, ya que las circunstancias son siempre muy particulares. De ahí la importancia de ser orientado por un profesional con una interpretación holística de las necesidades de sus pacientes, de los recursos a emplear y del modo de diseñar las soluciones.
Al factor nutricional, basado en una dieta sana y a medida, es imprescindible sumar hábitos de vida sanos, una rutina adecuada de ejercicios y deporte acorde con la edad y condiciones y, por supuesto, una adecuada dinámica descanso y relajación física y mental. Aquí la labor del nutricionista va mucho más allá, convirtiéndose en asesor y consejero próximo y experto que analiza a cada paciente, a cada persona, en su conjunto, asumiendo un compromiso compartido de éxito que se irán viendo en las consultas de seguimiento posteriores.